Dubái es uno de esos lugres que aparecen en la fantasía como territorios imposibles , paradisíacos e infernales a la vez. Para viajar a ellos basta con abrir puertas imaginarias.
He aquí algunos de los lugares en los que nunca he estado y que considero míticos: las Azores, las Islas Vírgenes, Benidorm, Marbella y Dubái. Cuando intento imaginar estos sitios a partir de fragmentos tomados de aquí y de allá, me vienen a la cabeza territorios imposibles, paradisíacos e infernales a la vez. Me veo a mí mismo entrando a pie en Marbella o en Andorra o en Dubái, da igual, y es como si me hubiera tomado un hongo alucinógeno que, arrebatándome de mi dimensión, me hubiera trasladado a la de una película de animación 3D. He tenido algunas oportunidades de ir a Benidorm, pero las he rechazado por miedo a que me decepcionara. El caso es que el otro día estaba buscando en internet fotos de Dubái para alimentar mis fantasías Viajeras, cuando tropecé con esta imagen realmente increíble. Lo que asoma entre las nubes son las cabezas de los edificios construidos en medio del desierto. Si usted tiene un apartamento en el último piso y deja abierta las ventanas, al volver a casa, puede encontrarla ocupada por una niebla de puré de guisantes que le obligara a buscar el bidé al tacto. Es todo lo que necesito saber de Dubái (aparte de que está construido en un lugar absurdo) para soñar con ella. Cierro los ojos y en cuestión de segundos me traslado a una de esas torres por cuyos pasillos me muevo como un sonámbulo. Cuando me canso de no ve , abro una puerta imaginaria y aparezco en un piso de Benidorm , o en una playa de las Islas Vírgenes, o en las Azores, disfrutando del anticiclón , que nace allí mismo. Y todo gratis.
Juan José Millás, El Pais Semanal 17-01-2010
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